Actor estadounidense. Tom Cruise no tuvo una infancia fácil: padecía dislexia y también dejaron su huella en él los continuos desplazamientos de su familia, dividida y nómada, de un lado a otro de Estados Unidos y Canadá. Vivió breves temporadas en Louisville, Ottawa y Cincinnati, donde estuvo interno en un convento franciscano. Por fin se fue a vivir con su madre, que se había vuelto a casar, y empezó a actuar en el instituto después de que una herida en la rodilla lo obligara a dejar el equipo escolar de boxeo. Ansioso de iniciar la carrera de actor, en 1980 se fue a Nueva York, donde se ganó la vida dedicándose a la limpieza de los restaurantes en la zona de los teatros y como trabajador de mantenimiento. Al mismo tiempo acudía de forma constante a las audiciones donde se procedía a la selección de actores para los nuevos proyecto y asistía a cursos de formación interpretativa.
Fue Francis Ford Coppola quien, tras verlo en sus primeras películas, entendió que podía ser un valor a tener en cuenta, y lo eligió para que participase en el film Rebeldes (1982), donde Tom Cruise compartió cabecera de reparto con ese grupo de jóvenes que será llamado el brat pack, entre los cuales se hallan Emilio Estévez, Matt Damon, C. Thomas Howell, Rob Lowe, Patrick Swayze y Ralph Macchio.
Indudablemente, su buena presencia física era un factor decisivo para impulsar en un primer momento su carrera cinematográfica. Así, tras la comedia adolescente Risky bussines (1983), de Paul Brickman, y el incomprendido cuento fantástico Legend (1985), de Ridley Scott, Tom Cruise acabó convertido en estrella gracias a Top Gun, ídolos del aire (1986), de Tony Scott. En este film, donde forma pareja con Val Kilmer, Cruise encarna el modelo de joven seductor, rebelde y desdeñoso que hizo de él un mito sexual de los ochenta.
No obstante, la intención de Cruise no era limitar su carrera a productos exclusivamente comerciales, y se arriesgó a protagonizar dos producciones donde tuvo que demostrar sus dotes interpretativas, El color del dinero (1986), de Martin Scorsese, y Rain man (1988), de Barry Levinson.
Superando las iniciales suspicacias de crítica y público, el actor consiguió un nuevo enfoque en su trayectoria profesional. Es más, directores que en otro tiempo no hubieran tenido en cuenta su nombre en los repartos, cuentan a partir de ahora con él en proyectos nada acomodaticios. De este modo, obtuvo una candidatura al Oscar por Nacido el 4 de julio (1989), de Oliver Stone, film Tom Cruise donde interpreta a Ron Kovic, un soldado que, tras ser herido de bala en Vietnam, queda parapléjico y se convierte en un convencido activista político.
Por estas fechas la prensa aireó sus aficiones y debilidades. Paul Newman, compañero suyo en El color del dinero, le contagió su afición por los coches de carreras. También destacan los medios su encendida defensa de la secta de la Cienciología, razón por la cual Tom Cruise sufrirá ciertos problemas en aquellos países donde esta organización no es legal.
Tras divorciarse de la actriz Mimi Rogers, contrae matrimonio con Nicole Kidman, a quien conoce durante el rodaje de Días de trueno (1990), de Tony Scott. Con ella protagonizará el polémico film Eyes wide shut (1999), de Stanley Kubrick, último en la carrera del perfeccionista director. Poco más de un año después del estreno de la película, irónicamente relacionada con las tensiones sexuales del matrimonio, la pareja anunció su separación, poniendo fin a once años de relación.
La española Penélope Cruz con quien compartió cartel en Vanilla Sky (2001), el fallido remake de la cinta de Alejandro Amenábar Abre los ojos, se convirtió en la nueva pareja sentimental de Tom Cruise. Pese a su apuesta por producciones de prestigio, Cruise no descuida su faceta más comercial y rueda títulos de consumo familiar como Misión imposible (1996), de Brian De Palma, y su continuación Misión imposible II (1999), de John Woo.
Si la cosecha cinematográfica de Cruise es óptima, conviene subrayar asimismo las consecuencias financieras de esa buena fortuna en el cine. El nombre del actor figura entre los tres más taquilleros de la industria, de modo que cada vez que firma un contrato, el presupuesto de la película experimenta un aumento millonario. Y todo ello queda justificado por la sencilla razón de que Tom Cruise cuenta con fervientes admiradores que, más allá de sus virtudes como intérprete, valoran su inefable condición de estrella.