martes, 12 de agosto de 2008

Ian Thorpe


El famoso “Torpedo” se convirtió en héroe de su país durante los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 al ganar cinco medallas de oro, marca que superó un año después, en el Campeonato Mundial de Natación obteniendo seis.

Fueron un total de 11 las medallas de oro conseguidas en Mundiales de Natación, desafortunadamente no pudo siquiera acercarse a esa cifra en Juegos Olímpicos, de hecho, fueron nueve la que ganó en total, cinco de oro, tres de plata y una de bronce.

Fue el mejor nadador australiano de 1999 a 2003 y logró ser uno de los atletas más populares en Australia. Desde los 14 años representó a su país en un evento internacional, Campeonato Mundial de Perth, y ganó la competencia de 400 metros estilo libre

No buscó empatar la marca de Mark Spitz de ganar siete medallas de oro en unos Juegos Olímpicos como lo pretendía una marca patrocinadora en Atenas 2004, por lo que abandonó el séptimo evento. Hizo bien ya que en general tuvo muchos problemas, incluso fue descalificado en una prueba por perder el equilibrio, únicamente ganó dos de oro, una de plata y una de bronce.

Al término de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 se tomó un año sabático, tenía planeado volver en los Juegos de la Mancomunidad en Melbourne, pero abandonó debido a una mononucleosis infecciosa. Anunció su retiro de manera oficial en noviembre de 2006 argumentando falta de motivación.

La Ruleta ¿Azar o Método?

La pregunta que se levanta en el título del artículo genera muchos interrogantes en los jugadores asiduos de la ruleta y otros juegos de azar.

Son las mismas personas las que consideran algo extraordinario el que alguien gane, las que luego juegan al Loto o la Quiniela en los que la suerte es el mayor ingrediente.

Muchas personas creen que ganarle a la ruleta es casi imposible ya que el factor suerte es uno de sus mayores componentes, pero al mismo tiempo no vacilan en participar de otros juegos como la Lotería, la Quiniela o el Loto, cuando en estos juegos es mucho menos probable poder manipular
las probabilidades matemáticas, y en el caso de la Ruleta se ha demostrado que algunas personas han sabido derrotarla.

Es verdad que el azar interviene en gran manera en la ruleta, pero muchos jugadores experimentados han descubierto secretos y estrategias que hacen de este juego algo mucho más interesante y lógico.

Las probabilidades y la matemática son las claves de los sistemas creados por los expertos. La magia no existe ni tampoco un método infalible, pero si variados sistemas que se adaptan al gusto y preferencia del jugador que disminuyen el margen de error y ayudan a distinguir el momento en el cual es conveniente apostar y en el cuál dejar de hacerlo.

Pero el ganar no solo depende del método si no también de quien lo esta poniendo en práctica. Debido a que no muchas personas reconocen esta afirmación es bastante habitual el que se escuche decir que los sistemas utilizados para ganar en la ruleta son una farsa.

Por supuesto, como en todo ámbito de la vida se pueden encontrar teorías sin sentido que no llevan a nada más que a vanas palabrerías. Pero el decir que detrás de este juego se encuentra la pura verdad de las matemáticas no es otra cosa si no cierto.

La actitud del jugador es fundamental para ganar este juego. El sistema elegido debe ser llevado a la práctica de forma minuciosa y precisa durante un tiempo prolongado. Es necesario saber controlar las emociones y no desanimarse si en un principio las cosas no salen como lo esperaban.

La perseverancia y el no salirse de los parámetros establecidos durante un tiempo considerable son la clave del éxito.

Los métodos ayudan a que nada de lo controlable quede librado al azar. Dentro de las cosas controlables, se hallan las probabilidades, la psicología del jugador y las apuestas.

Y para los escépticos es bueno recordar que en la ruleta el jugador tiene una probabilidad contra treinta y seis que tiene el juego, pero que la lotería presenta una probabilidad de uno contra un millón.

Si tenemos esto en cuenta y que con los sistemas basados en la matemática las posibilidades de perder se reducen a una contra seis que tiene la ruleta de ganar, podemos concluir que la ventaja competitiva de la ruleta es muy favorable.

Germán Villa


Hombre que es arropado por los colores azulcrema. Surgido de la cantera americanista, ha defendido el plumaje de las Águilas desde su debut en diciembre de 1991.

Después del Mundial de Francia ’98, Villa militó en el Espanyol de Barcelona de Marcelo Bielsa en la temporada 1998-1999. Su estadía en España no fue duradera y regresó para el Verano ’99 con los de Coapa.

Para el Torneo de Invierno 1999 vistió los colores rojiblancos de los Rayos del Necaxa, equipo para el que jugó 17 partidos e hizo gol.

Regresó al América en el Verano 2000 y su calidad ha ido en ascenso. El Torneo Apertura 2003 ha sido el mejor en su carrera en cuanto a productividad de goleo con cuatro anotaciones.

Mundialista en par de ocasiones, en Francia 1998 y Corea/Japón 2002, ha sido una pieza fundamental para los compromisos importantes del representativo nacional. Obtuvo la Copa de Oro en la edición de 1998 al vencer a Brasil en el Memorial Coliseum, en 1999 repitió el campeonato al derrotar a Estados Unidos 1-0.

No fue tomado en cuenta por Ricardo La Volpe y parece que sus días como seleccionado han quedado atrás aunque en el primer semestre del año 2007 tuvo su segundo aire siendo pieza clave del América tanto en el torneo de liga, en el que perdieron la final ante Pachuca, como en la Copa Libertadores.

martes, 5 de agosto de 2008

Forest Whitake

Forest Whitaker tiene un talento tan grande como él mismo. Estrella del fúlbol en el instituto y cantante de ópera en la universidad, debutó como actor a los 21 años en Aquel excitante curso, una comedia protagonizada por Sean Penn en la que el joven Whitaker hacía de futbolista. Fue ganando experiencia trabajando en programas de televisión, haciendo anuncios y telefilmes, hasta saltar a la fama con su papel como jugador de billar en El color del dinero.

Gracias a ese papel consiguió hacerse un sitio en películas de primera fila como Platoon o Good Morning Vietnam, hasta conseguir su primer papel protagonista en la película de Clint Eastwood, Bird<, en la que daba vida al torturado icono del jazz Charlie “Bird” Parker. Con su actuación en Bird, Whitaker ganó la Palma de oro al mejor actor en el Festival de Cannes y fue nominado a los Globos de Oro de 1988.

Aunque su aspecto de grandote bonachón lo ha llevado a interpretar a personajes con gran humanidad, inocencia, y timidez, como en Phenomenon y, en cierta manera, en La habitación del Pánico, Whitaker ha llevado a cabo de forma magistral infinidad de roles diferentes. Ha actuado como un verdadero cirujano plástico en Jonny, el guapo, se ha metido en la piel de un diseñador de moda gay en Prêt-à-Porter, ha sido cazador de<>Spieces, y ha usado sus épicas proporciones en Campo de batalla: La Tierra.

A principios de los 90, Whitaker decidió ampliar sus horizontes incluyendo la producción y la dirección a su ya impresionante currículum. Empezó coproduciendo la violenta película de gangster Redada en Harlem, en la que también participó como actor junto a Gregory Hines y Robin Givens. Varios años más tarde hizo su debut como director con Esperando un respiro, en la que reunió a varias de las cantantes y actrices negras más importantes del momento como Whitney Houston y Angela Bassett. Dirigió también en videoclip del tema central de la película, Shoop Shoop, de Whitney Houston.

Toda la vida de Forest Whitaker gira alrededor del cine. Está casado con la actriz Keisha Whitaker, a la que conoció en el set de Blow away, sus dos hermanos menores son también actores y es propietario de una empresa que se dedica al cine, a la televisión y a la producción musical. Finalmente, sus treinta años de trabajo en la pequeña y la gran pantalla han dado sus frutos hasta llevarlo a conseguir el Oscar a mejor actor por su papel en El último rey de Escocia en el que interpresa a un terrible dictador ugandés.

Christian Slater

Natural de Nueva York, debutó en los escenarios con 9 años en The Music Man, protagonizada por Dick Van Dycke. Desde su debut cinematográfico en The Legend of Bilie Jean, ha pasado a ser uno de los actores protagonistas más solicitados. Pero fue la película El nombre de la Rosa (1986) de Jean-Jacques Annaud, que protagonizó junto a Sean Connery, la que le dio a conocer entre el gran público.

A partir de ese momento empezó a protagonizar comedias de acción juveniles como Al filo del abismo, La escuela o El Imperio del mal, ideales para el aspecto de chico gamberrete que le caracteriza. Slater también ha protagonizado el filme de John Woo Windtalkers, junto a Nicholas Cage.

Asimismo, hemos podido verlo en la comedia Quién es Cletis T, junto a Tim Allen y Portia de Rossi. Posteriormente, ha protagonizado, junto a Val Kilmer, Dinero Sucio, dirigida por Peter Antonijevic.

Slater encabezó el reparto de la comedia negra Very Bad Things, junto a Cameron Diaz, de la que también ha sido productor. Anteriormente, también había producido e interpretado Hard Rain y la película independiente Basil. Realizó su debut como director con el cortometraje Museum of Love, para Showtime.

La filmografía de Slater incluye además otras películas como Alarma nuclear, dirigida por John Woo, Homicidio en primer grado, Entrevista con el vampiro, Amor a quemarropa, Robin Hood, Príncipe de los ladrones, o la película de Francis Ford Coppola Tucker, un hombre y su sueño, en la que interpretaba al hijo de Jeff Bridges.

Este amante de Star Treck (sus cejas son como las de Spock) también está cosechando grandes éxitos en los teatros de Broadway.

Biografia de Daniel Day-Lewis

Daniel Day-Lewis se formó como actor en la Bristol Old Vic School, y dedicó toda la década de los 70 y los primeros 80 a los escenarios teatrales. Durante aquellos años trabajó con diferentes compañias de prestigio, interpretando el papel protagonista en obras tan notables como Otro país, Drácula, Futurists y Hamlet.

Debutó en el cine en 1971, con un papel sin acreditar en el film de John Schlessinger Domingo, maldito domingo, al que seguirían otros trabajos menores en Gandhi (1982) y Motín a bordo (1984).

Desde sus primeras apariciones en la gran pantalla, Day-Lewis ha conseguido impresionar tanto a los críticos como a los espectadores por su versatilidad, saltando sin problemas de un registro a otro. Esa habilidad quedó clara en 1986, cuando se estrenaron a la vez dos películas en las que interpretaba con gran acierto a personajes muy diferentes: el punk de Mi hermosa lavandería y el refinado abogado de Una habitación con vistas. Ambos trabajos le hicieron valedor de un premio de la crítica neoyorkina al mejor actor de reparto.

Daniel es famoso por ser capaz de meterse de lleno en la piel de sus personajes con la intención de hacer más creíbles sus interpretaciones. Ese trabajo fue especialmente bueno en Mi pie izquierdo (1989), de Jim Sheridan, en la que su retrato del artista y escritor impedido Christy Brown mereció un Oscar al mejor actor.

Cuatro años después llegó su segunda colaboración con Sheridan en el drama En el nombre del padre, y con ella una nueva nominación al Oscar. Aunque esta vez no ganó la estatuilla, Day-Lewis fue elogiado por su recreación de un hombre encarcelado injustamente durante 15 años por un crimen que no cometió.

Entre sus trabajos más populares se encuentran el papel de Hawkeye en El último mohicano, y el aristócrata Newland Archer en la que fue su primera colaboración con Martin Scorsese, La edad de la inocencia. También ha protagonizado La insoportable levedad del ser, que le valió el aplauso unánime de la crítica internacional; El crisol, adaptación cinematográfica del clásico de Arthur Miller; y The Boxer, su tercer trabajo a las órdenes de Jim Sheridan.

Aunque lleva años retirado en Italia, donde trabaja como zapatero, Day-Lewis regresó en 2002 a la gran pantalla para trabajar de nuevo con Martin Scorsese en su aclamada Gangs of New York, que protagoniza junto a Leonardo DiCaprio y Cameron Diaz. Por ese trabajo ha sido nominado al Oscar como mejor actor.